jueves, 31 de marzo de 2016

Walt Disney


Programa en radio, audio desde aquí 
A pesar de los esfuerzos de sus biógrafos, un fondo de leyenda sigue aún planeando sobre la figura de Walt Disney. Un repetido rumor asegura que Disney era un emigrante europeo, probablemente español, que llegó a los Estados Unidos y que, más tarde, por temor a suspicacias, falseó su origen. También han sido mitificadas las circunstancias de su muerte: muchos creyeron que Disney había sido congelado con modernas técnicas de hibernación. Su cuerpo aún permanecería así con las constantes vitales suspendidas, a la espera de un futuro en que pudiese despertar y nuevos procedimientos quirúrgicos reparasen su salud.

Walt Disney
Pero la prosaica realidad es que el cadáver Disney fue incinerado por deseo de sus familiares. No ha de extrañar, sin embargo, toda esta mezcla de realidad y fantasía alrededor de quien pasó a la historia de la cultura occidental como uno de los más prolíficos, contradictorios e influyentes cultivadores de la imaginación infantil.
Walter Elias Disney nació el 5 de diciembre de 1901 en Chicago, Illinois. Cuarto de los cinco hijos que tuvieron Elias y Flora Disney, su infancia transcurrió entre apuros económicos y bajo la severidad de su padre, carpintero de profesión, que probó suerte en toda clase de negocios sin que nunca consiguiera mejorar su maltrecha economía. Eternamente menospreciado por su padre, Walt creció muy unido a su madre, una antigua maestra descendiente de alemanes, y a su hermano Roy, ocho años mayor que él.
En 1906, Elias Disney decidió empezar una nueva vida en una granja cerca del pequeño pueblo de Marceline, Missouri, donde Walt descubrió la naturaleza y los animales. También entonces nació su interés por el dibujo, que compartió con su hermana pequeña, Ruth. Elias Disney hacía trabajar tan duro a sus hijos en el mantenimiento de la granja que los dos mayores, Herbert y Raymond, decidieron dejar el hogar para instalarse por su cuenta otra vez en Chicago.
Los difíciles comienzos
La precaria situación en que quedó la familia con la marcha de los dos jóvenes empeoró en el invierno de 1909, cuando el padre contrajo fiebres tifoideas y la enfermedad le obligó a vender la granja y a trasladarse a Kansas City, Missouri, donde encontró un empleo como repartidor de periódicos, tarea en la que Roy y Walt le ayudaban. Ello supuso un menor rendimiento del pequeño Walt en la escuela, donde nunca fue un alumno aventajado. Pasados un par de años, Walt, que ocasionalmente ganaba algún dinero vendiendo sus caricaturas, se matriculó en el Instituto de Arte de Kansas City, donde aprendió las primeras nociones sobre la técnica del dibujo. En aquellos años de su adolescencia descubrió el cine, un invento que le apasionó desde el primer momento.

Durante la guerra fue conductor de ambulancias
(el dibujo en la lona es del propio Disney)
En 1917, cinco años después de que Roy Disney abandonara también el hogar paterno, Elias Disney se trasladó con su mujer y sus dos hijos pequeños de nuevo a Chicago, donde probó suerte montando una pequeña fábrica de mermelada. En la primavera de 1918, Walt, con sólo diecisiete años, falsificó su partida de nacimiento y se enroló como soldado en la Cruz Roja para combatir en la Primera Guerra Mundial. Llegó a Europa cuando ya había paz, pero estuvo destinado en Francia y Alemania hasta septiembre de 1919. Una vez licenciado, se fue a vivir con su hermano Roy a Kansas City, donde buscó empleo como dibujante.
Su sueño era convertirse en un artista del Kansas City Star, el diario que había repartido en su infancia, pero encontró trabajo como aprendiz en una agencia de publicidad, la Pesmen-Rubin Commercial Art Studio. Con un sueldo de 50 dólares al mes, en aquel empleo conoció a Ubbe Iwerks, un joven de su misma edad y excepcionalmente dotado para el dibujo, con el que entabló amistad. Cuando los dos se quedaron sin trabajo montaron su propia compañía, la Iwerks-Disney Commercial Artists. La empresa duró apenas un mes, ya que Walt prefirió aceptar un empleo seguro, aunque convenció a sus nuevos jefes para que contrataran a Iwerks. En aquel trabajo ambos aprendieron las técnicas, todavía muy rudimentarias, de la animación cinematográfica.

Disney trabajando en Laugh-O-Gram Films(1922)
Inquieto e innovador por naturaleza, Disney pidió una cámara prestada y montó un modestísimo estudio en el garaje de su casa, en el que con la ayuda de Iwerks y trabajando por las noches, produjeron su primera película de dibujos animados. El filme tuvo aceptación y consiguieron nuevos encargos hasta que Disney, que todavía no había cumplido los veintiún años de edad, convenció a Iwerks para que volvieran a probar suerte como empresarios con una compañía a la que llamaron Laugh-O-Gram Films. Con una producción basada en cuentos tradicionales, las cosas les fueron bien hasta que la quiebra de su principal cliente los arrastró también a la bancarrota.
A Hollywood
En 1923, después de intentar inútilmente remontar el bache, Disney emigró a Hollywood. La floreciente industria cinematográfica había convertido a Hollywood en una tierra de promisión. Disney creyó que con su experiencia como cámara obtendría trabajo de director, pero ningún estudio quiso contar con sus servicios, por lo que decidió volver a montar su propia empresa con su hermano Roy como socio. El 16 de octubre de 1923, la Disney Brothers Studio firmó su primer contrato importante, pero todavía insuficiente para hacer frente a sus dificultades financieras. Ya entonces, Walt puso de manifiesto lo que después sería una constante en su compañía: que era capaz de recurrir a cualquier estratagema para sacar el negocio adelante. En 1924, Ubbe Iwerks se unió a ellos y Walt pudo dejar de trabajar como animador para dedicarse al área para la que siempre estuvo más capacitado: la creación de personajes y argumentos y la dirección.
El 13 de julio de 1925, tres meses después de que su hermano Roy se casara, Disney contrajo matrimonio con Lillian Bounds, una joven empleada de su estudio, con la que tuvo dos hijas: Diane Marie, nacida el 18 de diciembre de 1933 cuando el matrimonio ya descartaba que pudieran tener descendencia, y Sharon Mae, a la que adoptaron en 1936. En la primavera de 1926, y después de haber tenido que cambiar de local porque la compañía crecía, los dos hermanos cambiaron el nombre de su empresa, que pasó a llamarse Walt Disney Studio. Pero el estudio sufrió un importante revés cuando su principal cliente se quedó con los derechos del conejo Oswald, un personaje creado por Disney que había protagonizado diversos cortometrajes.
El triunfo del ratón Mickey
Con la determinación de eliminar en lo sucesivo los intermediarios, Disney concibió durante un viaje en tren de Hollywood a Nueva York a Mortimer, un ratoncito rebautizado luego con el nombre de Mickey por sugerencia de su esposa y al que Iwerks dio forma. Así lo contó Disney, pero, en realidad, la paternidad de Mickey Mouse ha sido siempre motivo de polémica, y actualmente tiende a atribuirse el propio Iwerks. En octubre de 1928, cuando Disney buscaba distribuidor para las dos películas que había producido con Mickey Mouse como protagonista, se proyectó el primer filme del cine sonoro. Adelantándose a otros productores que creyeron pasajera aquella innovación, Walt se apresuró a incorporar el sonido a una tercera película de Mickey, Willie en el barco de vapor (1928). Buen imitador de voces y acentos, Disney hizo que el ratoncillo y su novia, Minnie, hablaran con su propia voz para abaratar costes. La película, estrenada el 18 de noviembre de 1928 en un teatro de Nueva York, obtuvo un rotundo éxito de público y crítica.

Fotograma de Willie en el barco de vapor (1928)
En 1929, con su excepcional sexto sentido para los negocios, autorizó que varias compañías reprodujeran en sus productos la imagen de Mickey Mouse, al que incorporaron guantes y zapatos blancos para evitar que manos y pies desaparecieran sobre fondos oscuros. El 13 de enero de 1930 empezó a publicarse una viñeta del popular personaje (con Disney como guionista e Iwerks como dibujante) en varios periódicos de Estados Unidos, y ese mismo año se editó un libro de dibujos de Mickey que fue reeditado en numerosas ocasiones.
Adicto al trabajo, para el que robaba muchas horas de sueño, Disney tuvo una seria crisis de salud que le obligó, a finales de 1931 y cuando el club de Mickey Mouse ya tenía un millón de miembros, a tomarse unas largas vacaciones con su esposa. De vuelta a Hollywood, se apuntó a un club deportivo donde practicaba boxeo, calistenia, lucha libre y golf. Poco después descubrió la hípica y, finalmente, el polo, del que fue un fanático durante el resto de su vida. Una afición que cultivó con tanta pasión como su fascinación por los trenes y las miniaturas.
Con Mickey Mouse como buque insignia de una compañía en alza, Disney creyó que no debía dormirse en los laureles ni aburrirse haciendo sólo películas del famoso ratoncillo, que en 1932 le supuso el primero de los Oscar que recibiría durante su carrera. Respaldado por un equipo de excelentes dibujantes e ilustradores, desplegó todo su espíritu creativo en la primera serie de susSinfonías tontas (1932). Realizados en technicolor, los diversos cortometrajes que componían esta producción significaron en su época un experimento sobre el uso expresivo del color. En noviembre de aquel mismo año, el estudio Disney se convirtió en el primero que tuvo su propia escuela de dibujantes y animadores.
Un año más tarde, el 27 de mayo de 1933, estrenó la sinfonía tonta que hacía el número treinta y seis y que iba a tener un éxito inesperado: Los tres cerditos. Sin pretenderlo, su famosísima canción ¿Quién teme al lobo feroz? se convirtió en un canto de esperanza para millones de norteamericanos que intentaban no ser devorados en la vida real por la Gran Depresión. En 1934, cuando su estudio contaba con 187 personas, nació el pato Donald, un personaje de carácter irascible y perverso, que vino a sumarse a los perros Pluto y Goofy.
Los largometrajes
Cuando ya se había hecho un nombre en la industria de Hollywood, Walt Disney emprendió una iniciativa arriesgada y sin precedentes: producir el primer largometraje de dibujos animados de la historia del cine. Blancanieves y los siete enanitos (1937) demostró no sólo que Disney y su equipo eran unos virtuosos de la animación, sino que los dibujos animados podían ser todo un género cinematográfico. La película recaudó cuatro millones de dólares, todo un récord para la época, pero dejó endeudado a Disney hasta 1961 por culpa de la amortización de los créditos que tuvo que pedir, ya que el presupuesto inicial de 500.000 dólares de la película había acabado triplicándose.

Blancanieves y los siete enanitos (1937)
En Blancanieves y los siete enanitos se utilizó por primera vez la cámara multiplano, capaz de sugerir profundidad de campo gracias a un ingenioso sistema de superposición de cinco láminas filmadas en un mismo plano para simular lejanía, y un nuevo sistema de technicolor. La película fue el primer ejemplo de que el cine de animación de la escuela Disney tenía un sólido procedimiento narrativo, en el que los personajes humanos eran descritos a partir de la «mirada» de los animales humanizados o de los seres fantásticos. También quedó patente en el filme el gusto de Disney por lo tenebroso y su estilo de sugerir más que de mostrar abiertamente el terror.
La década de los cuarenta fue un período de gran actividad en la Disney, caracterizado tanto por la consolidación del estilo iniciado con Blancanieves y los siete enanitos como por la contradicción que Walt sentía entre su tendencia artística a la innovación y al riesgo y la necesidad de atender a un mercado nada dado a las novedades y los experimentos. Reflejo de ello fue la tibia respuesta del público a las siguientes películas salidas de su «factoría» de sueños.Pinocho (1940), considerada como una de las piezas maestras del cine de animación por los críticos y en la que se invirtieron 2.600.000 dólares, fue un desastre comercial.
Lo mismo sucedió con Fantasía (1940), que costó 2.300.000 dólares. En ella dibujantes y animadores combinaron las evoluciones de los personajes de dibujos animados con la música de Stravinski, Dukas, Beethoven, Ravel, Bach o Chaikowski. Considerada una obra maestra por unos y una insultante caricatura de la música clásica por otros, Fantasía no fue la «obra total» que Walt Disney había imaginado y deseado. Estos fracasos comerciales abrieron una importante brecha económica en la empresa, paliada poco después por los éxitos consecutivos de Dumbo(1941) y Bambi (1942).

Fantasía (1940)
Después del sketch sobre La danza de las horas, de Ponchielli, que codirigió con Norman Ferguson en Fantasía utilizando el seudónimo de T. Hee, Walt Disney abandonó el campo de la realización para dedicarse casi en exclusividad a la tarea de dirigir el incipiente imperio cinematográfico en el que se había convertido la empresa que tan modestamente había iniciado quince años antes. El 6 de mayo de 1940 finalizó la construcción de sus nuevos estudios en Burbank, que le granjearon el sobrenombre de «Mago de Burbank».
Diseñados por él mismo con el objetivo de facilitar el trabajo de sus empleados, aquellos estudios contaban con veinte grandes edificios, separados por calles a las que se les puso el nombre de sus personajes. La plantilla de la empresa rondaba los 2.000 empleados, a los que Disney exigía un alto nivel de creatividad y producción a cambio de salarios muy bajos, aunque nunca reparó en gastos a la hora de hacer sus películas y siempre llevó personalmente una vida privada sin lujos ni ostentaciones.
Anticomunista furibundo
El 10 de noviembre de 1940 empezó a colaborar con el FBI, después de que el entonces director de la agencia federal de investigación, J. Edgar Hoover, hubiera intentado en varias ocasiones reclutar al productor cinematográfico como agente para que le facilitase cualquier información o detalle sobre la presencia de elementos subversivos (comunistas, sindicalistas o anarquistas) en Hollywood. Sin embargo, los primeros devaneos políticos de Disney tuvieron un cariz más progresista y se remontaban a 1938, cuando se adhirió a la Society of Independent Motion Picture Producers, asociación de productores y cineastas independientes opuestos al dominio absoluto de los grandes estudios de Hollywood. Desde aquel grupo, que contaba con figuras como Orson Welles o Charlie Chaplin, Disney fue derivando hacia un ideario próximo al partido nazi norteamericano y a un sentimiento fuertemente antimarxista.
En 1941, un sindicato de ilustradores recién creado en su compañía amenazó al «Mago de Burbank» con ir a la huelga en demanda de mejores salarios. Disney pretendió evitar personalmente el conflicto dirigiendo un discurso a sus empleados, pero éstos, para estupor suyo, ya que concebía la empresa como una gran familia, no le dejaron pasar de las primeras frases. El 29 de mayo de aquel año, los estudios Disney quedaron casi paralizados por una huelga en la que participaron la mayoría de los trabajadores y que duró todo un año. El conflicto se saldó cuando la empresa aceptó que los trabajadores pudieran elegir libremente su sindicato, incluido el izquierdista Screen Cartoonists Guild.

Walt Disney en 1941
Los acuerdos que llevaron al final de la huelga fueron firmados por Roy Disney, ya que Walt se encontraba de viaje por diversos países de Sudamérica. De aquel largo viaje salieron varias películas destinadas básicamente al público latinoamericano. Entre ellas, Saludos, amigos (1943) y Los tres caballeros (1945), en las que combinó dibujos animados y actores de carne y hueso. En 1943, buena parte de sus mejores dibujantes le abandonaron para fundar la UPA (United Productions of America), donde nacería, entre otros, el miope personaje de Mister Magoo.
Una vez finalizada la Segunda Guerra Mundial, en la que Disney había accedido a filmar para el gobierno estadounidense películas propagandísticas, dejó la presidencia de su compañía, cediéndole el cargo a su hermano Roy, pero sólo mantuvo unos meses aquella decisión y a finales de 1945 volvió a ocupar el sillón presidencial. Nada más volver, despidió a más de 400 empleados, asegurando que la empresa pasaba por una crisis y tenía que cumplir el acuerdo concertado con la Screen Cartoonists Guild de conceder el aumento salarial del 25% a los dibujantes.
Reafirmado en su antimarxismo y colaborador del FBI hasta su muerte, Disney se comprometió a abortar todo elemento que atentara contra la nación norteamericana en la reunión celebrada el 24 y el 25 de noviembre de 1947 en el hotel Waldorf Astoria de Nueva York, que culminó con la llamada Declaración Waldorf, en la que muchos productores cinematográficos se comprometieron a colaborar con la Comisión de Actividades Antiamericanas en la «caza de brujas».
En agosto de 1948 hizo un viaje con su hija Sharon para filmar imágenes en Alaska, y con el material realizó la serie de cortos titulados Aventuras de la vida real. Su hermano Roy se opuso al proyecto (para entonces estaban ya tan distanciados que sólo se veían después de pedir cita a sus respectivas secretarias) y auguró un incierto destino a este tipo de documentales. Se equivocó, ya que el primero de ellos, titulado La isla de las focas (1948), no sólo resultó rentable, sino que fue premiado con un Oscar en la categoría de cortometrajes.
Prácticamente finalizada la década de los cuarenta, Disney recibió una interesante propuesta de Howard Hughes: un crédito sin intereses de un millón de dólares a cambio de su ayuda en un terreno (el sector cinematográfico) que el multimillonario tejano no conocía y en el que quería invertir. Con aquel dinero, Disney puso en marcha 18 nuevos proyectos, entre ellos Cenicienta(1950), Alicia en el país de las maravillas (1951) y Peter Pan (1953). Tras una costosísima incursión en el cine futurista con 20.000 leguas de viaje submarino (1954), volvió a proyectos más baratos y que sintonizaran con el orgullo de ser norteamericano. Para entonces, su compañía ya no era la reina de los dibujos animados. La Warner Brothers empezaba a hacerle una seria competencia con la estrella de su serie Looney Tunes, Bugs Bunny. Aquel conejo era el contrapunto del cándido, apolítico y asexuado Mickey Mouse, que a principios de los años cincuenta vivió sus momentos más bajos de popularidad, aunque siguió siendo el personaje preferido de Disney y el emblema de su imperio.
Disneylandia
En 1953, después de ganar un nuevo Oscar al mejor documental con El desierto viviente, inició conversaciones con la cadena televisiva ABC para ceder la emisión de sus películas al nuevo invento. A diferencia de otros productores de Hollywood, que la consideraban una amenaza, Disney creyó que la televisión era un excelente medio de difundir sus productos. Un año después inició la realización de filmes específicamente para televisión, la parte de su producción artística más denostada por los críticos. Críticas que también le lloverían años después con Mary Poppins(1964), su primer largometraje con sólo actores reales. Pero a Disney no le importaron, porque esas películas le daban el dinero que necesitaba para hacer realidad un proyecto que acariciaba desde hacía tiempo: construir un enorme parque de atracciones basado en sus personajes.

Disney y Von Braun (1954)
Adicto al trabajo y perfeccionista, el productor cinematográfico diseñó hasta el último detalle de Disneyland, que abrió sus puertas el 17 de julio de 1955 en Anaheim, California. Este parque, con una extensión de 120 hectáreas, costó 17 millones de dólares, y Main Street USA, su calle principal por donde transitaban cientos de actores disfrazados de personajes, recreaba a la perfección la calle mayor de Marceline, el pueblo donde vivió su infancia Disney, que aquel verano de 1955 ya era abuelo del primero de los diez nietos que tuvo.
Multimillonario y galardonado con veintinueve Oscars, en la década de los sesenta se había consolidado como uno de los personajes más conocidos y queridos de todo el mundo, pero su salud flaqueaba, y todo su imperio entró en una lucha por la sucesión. Fumador empedernido y aficionado al alcohol, murió el 15 de diciembre de 1966 en Los Ángeles, California, víctima de un cáncer de pulmón, después de haber supervisado los esbozos de Disney World, parque temático al estilo de Disneyland pero más enfocado hacia los adultos, que abriría sus puertas en 1971 en Orlando, Florida (en 1983, la compañía inauguró en Japón el Tokio Disneyland y en 1992 abrió sus puertas el Euro Disney de París).
El «Mago de Burbank» había fallecido sin llegar a ver terminado El libro de la selva (1967), la segunda película más comercial de Disney desde los tiempos de Blancanieves y que dirigió Wolfgang Reitherman, quien asumió la producción de los largos de animación disneyanos hasta 1981. Después de años de mucha producción y pocos éxitos destacables, los estudios Disney volvieron a ser los reyes del género de dibujos animados con La bella y la bestia (1991), Aladdin(1992) y El Rey León (1994). Con el fallecimiento de Disney, entraba en la leyenda uno de los nombres fundamentales de la cultura popular del siglo XX. Con variada fortuna, tratarían de sustituirle figuras tan dispares como su hermano Roy O. Disney, su sobrino Roy E. Disney y su yerno Ron Miller. Pero sólo el productor ejecutivo Michael Eisner demostró ser un digno sucesor suyo.
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miércoles, 30 de marzo de 2016

Sexto Sentido en Español



Sexto Sentido en Español

película-vídeo en 8 partes continuas, desde aquí



Síntesis de la película El Sexto Sentido de M. Night Shyamalan

¿Alguna vez has sentido miedo? ¿Te has puesto a pensar que los miedos provienen de la falta de fuerza para encararlos?... Esta película habla de eso: ¡afrontar miedos! Cuando uno afronta los miedos, los problemas, desaparecen.

Cole, un niño de aproximadamente 8 años, posee el sexto sentido: capacidad para ver a la gente muerta. ¿Cómo poder enfrentar los miedos a esta edad? Somos niños y no tenemos la suficiente fuerza para encararlos, y más cuando se trata de ver a personas con sangre en toda la cara y cuerpo, con miradas escalofriantes y tenebrosas: necesitamos de un ser más 'grande' que nos ayude a superarlo.

Malcom es el psicólogo infantil, se encarga de ayudarle a encarar el miedo a Cole. El diagnóstico de este doctor, antes de tratar más al niño es de: desorden anímico, aislación social, depresión aguda, alucinaciones visuales, paranoia y esquizofrenia.

Se tocan temas como ocultación de secretos, confianza, miedos y superación de ellos, perversidad de los niños, madres solteras, ayuda a quienes lo necesitan, sentimientos de ser un freak, mensajes sin decir en la vida y que en la muerte se arrastran, entre otros.

Muuuy buena historia: ¡el final es espectacular!


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lunes, 21 de marzo de 2016

Décimo Cuarta y última Estación Jesús es colocado en el sepulcro.


Décimo Cuarta y última Estación Jesús es colocado en el sepulcro.

XIV ESTACIÓN
EL CUERPO DE JESÚS ES PUESTO EN EL SEPULCRO


        V/. Adoramus te, Christe, et benedicimus tibi.
        R/. Quia per sanctam crucem tuam redemisti mundum.

        "Fue crucificado, muerto y sepultado...". El cuerpo sin vida de Cristo fue depositado en el sepulcro. La piedra sepulcral, sin embargo, no es el sello definitivo de su obra. La última palabra no pertenece a la falsedad, al odio y al atropello. La última palabra será pronunciada por el Amor, que es más fuerte que la muerte.
        "Si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda él solo; pero si muere, da mucho fruto" (Jn 12, 24). El sepulcro es la última etapa del morir de Cristo en el curso de su vida terrena; es signo de su sacrificio supremo por nosotros y por nuestra salvación.
        Muy pronto este sepulcro se convertirá en el primer anuncio de alabanza y exaltación del Hijo de Dios en la gloria del Padre, "Fue crucificado, muerto y sepultado (....) al tercer día resucitó de entre los muertos". Con la deposición del cuerpo sin vida de Jesús en el sepulcro, a los pies del Gólgota, la Iglesia inicia la vigilia del Sábado Santo. María conserva en lo profundo de su corazón y medita la pasión del Hijo; las mujeres se dan cita para la mañana del día siguiente del sábado, para ungir con aromas el cuerpo de Cristo; los discípulos se reúnen, ocultos en el Cenáculo, hasta que no haya pasado el sábado.

        Esta vigilia acabará con el encuentro en el sepulcro, el sepulcro vacío del Salvador. Entonces el sepulcro, testigo mudo de la resurrección, hablará. La losa levantada, el interior vacío, las vendas por tierra, será lo que verá Juan, llegado al sepulcro junto con Pedro: "Vio y creyó" (Jn 20, 8). Y, con él, creyó la Iglesia, que desde aquel momento no se cansa de transmitir al mundo esta verdad fundamental de su fe: "Cristo ha resucitado de entre los muertos, primicia de todos los que han muerto" (1 Co 15, 20).
        El sepulcro vacío es signo de la victoria definitiva, de la verdad sobre la mentira, del bien sobre el mal, de la misericordia sobre el pecado, de la vida sobre la muerte. El sepulcro vacío es signo de la esperanza que "no defrauda" (Rm 5, 5). "Nuestra esperanza está llena de inmortalidad" (Sb 3, 4).
ORACION        Señor Jesucristo, que por el Padre, con la potencia del Espíritu Santo, fuiste llevado desde las tinieblas de la muerte a la luz de una nueva vida en la gloria, haz que el signo del sepulcro vacío nos hable a nosotros y a las generaciones futuras y se convierta en fuente viva de fe, de caridad generosa y de firmísima esperanza. A ti, Jesús, presencia escondida y victoriosa en la historia del mundo, honor y gloria por los siglos.
        R/. Amén.
Todos: Padre nuestro...
Canto: La Madre Dolorosa estaba llorando junto a la Cruz de su Hijo crucificado.

Vídeo, desde aquí:
https://www.youtube.com/watch?v=KeqisBRc38Y


Decimocuarta estación: JESÚS ES COLOCADO EN EL SEPULCRO

Cristo fue colocado en un "sepulcro nuevo" en el que no había sido sepultado antes ningún hombre. El principio masculino se debilita con la muerte o desequilibrio, para que pueda luego ser elevado de nuevo, en equilibrio con el femenino. El número Catorce representa las fuerzas combinadas del masculino Uno y el femenino Cuatro. Aquí el Cuatro es la puerta de entrada a los planos superiores. Ese fue el trabajo de Grado demostrado por el Supremo Maestro a lo largo de la Vía Sacra, y simbólicamente perpetuado en las Estaciones de la Cruz.
La colocación de Cristo Jesús en el "sepulcro nuevo" indica que Aquél que fue colocado en él, acababa de experimentar la Muerte Mística, que conduce a una nueva Iniciación o, mejor, a una Iniciación de un grado superior a la de cualquiera que la hubiera precedido. Pues la misión de Cristo en la Tierra fue la de fundar la nueva Escuela de Misterios Cristianos. Esa tumba, por tanto, no fue un lúgubre sepulcro de muerte, sino la puerta de acceso a una vida más abundante.


Las Catorce Estaciones o Grados, de estados de conciencia en expansión y ascensión progresiva, tienen su desarrollo paralelo en las estrellas interiores o centros florales que adornan el cuerpo del hombre iluminado. "Tras ello, miré y vi que en el cielo había una puerta abierta". Tal es la expresión bíblica para esta exaltada vivencia.
Entre los más próximos y queridos a Cristo, sólo unos pocos tuvieron la suficiente fortaleza para seguirle todo el camino. Entre los que lo intentaron, algunos se volvieron atrás por no tener la suficiente fortaleza para hacer la suprema renunciación de perder su vida por ganarla. Otros Le traicionaron en esa etapa porque no tuvieron la suficiente fuerza de carácter y la convicción que les hubieran hecho capaces de permanecer firmes ante un fin aparentemente ignominioso para su Maestro, y las pullas y mofas de la crucifixión se amontonaron ante ellos. La prueba que aquí enfrenta el candidato a la siguiente etapa del Sendero, hay muy pocos que estén preparados para sobrellevarla con éxito.
En palabras del místico rosacruz Max Heindel: "Esta etapa es para aquéllos que cierran sus ojos a todas las cosas de la Tierra, aquéllos que ya no se preocupan de las alabanzas o las censuras de los hombres, sino que miran a su Padre en los cielos. Aquéllos que están dispuestos a mantener la Verdad y sólo la Verdad. Aquéllos que ven con el corazón y ven en los corazones de los hombres, que pueden discernir en ellos al Cristo Interno, al Hijo del Dios viviente".


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Décimo tercer estación - Jesús es bajado de la cruz


Décimo tercer estación - Jesús es bajado de la cruz

XIII ESTACIÓN
JESÚS ES BAJADO DE LA CRUZ Y ENTREGADO A SU MADRE


        V/. Adoramus te, Christe, et benedicimus tibi.
        R/. Quia per sanctam crucem tuam redemisti mundum.


        Han devuelto a las manos de la Madre el cuerpo sin vida del Hijo. Los Evangelios no hablan de lo que ella experimentó en aquel instante. Es como si los Evangelistas, con el silencio, quisieran respetar su dolor, sus sentimientos y sus recuerdos. O, simplemente, como si no se considerasen capaces de expresarlos. Sólo la devoción multisecular ha conservado la imagen de la "Piedad", grabando de ese modo en la memoria del pueblo cristiano la expresión más dolorosa de aquel inefable vínculo de amor nacido en el corazón de la Madre el día de la anunciación y madurado en la espera del nacimiento de su divino Hijo. Ese amor se reveló en la gruta de Belén, fue sometido a prueba ya durante la presentación en el Templo, se profundizó con los acontecimientos conservados y meditados en su corazón (cfr. Lc 2, 51). Ahora este íntimo vínculo de amor debe transformarse en una unión que supera los confines de la vida y de la muerte.
        Y será así a lo largo de los siglos: los hombres se detienen junto a la estatua de la Piedad de Miguel Ángel, se arrodillan delante de la imagen de la Melancólica Benefactora ("Smetna Dobrodziejka") en la iglesia de los Franciscanos, en Cracovia, ante la Madre de los Siete Dolores, Patrona de Eslovaquia; veneran a la Dolorosa en tantos santuarios en todas las partes del mundo. De este modo aprenden el difícil amor que no huye ante el sufrimiento, sino que se abandona confiadamente a la ternura de Dios, para el cual nada es imposible (cf. Lc 1, 37).
ORACION        Salve, Regina, Mater misericordiae; vita dulcedo et spes nostra, salve. Ad te clamamus... illos tuos misericordes oculos ad nos converte et Iesum, benedictum fructum ventris tui, nobis post hoc exilium ostende.        Alcánzanos la gracia de la fe, de la esperanza y de la caridad, para que también nosotros, como tú, sepamos perseverar bajo la cruz hasta al último suspiro. A tu Hijo, Jesús, nuestro Salvador, con el Padre y el Espíritu Santo, todo honor y toda gloria por los siglos de los siglos.
        R/. Amén.
Todos: Padre nuestro...
Canto: La Madre Dolorosa estaba llorando junto a la Cruz de su Hijo crucificado.

Vídeo, desde aquí:
https://www.youtube.com/watch?v=GHlRYgGVV6g

Decimotercera estación: CRISTO JESÚS ES BAJADO DE LA CRUZ

La Decimotercera Estación es el Grado de la Gran Liberación. Cuando el cuerpo sagrado fue liberado de la cruz, fue puesto en brazos de Su bendita madre. En otras palabras, mediante el equilibrio, el ego se libera de la cruz de la materialidad y es elevado a la sublime exaltación de la unión con el Divino Femenino.
La Kábala dice que "cuando el macho se une a la hembra, ambos constituyen un cuerpo completo y todo el universo se halla en estado de felicidad, porque todas las cosas reciben bendiciones de ese cuerpo perfecto. Y eso es un Arcano". O sea, que esa es la suprema consecución en la evolución de la raza humana.
Mediante la emanación del poder del Doce, se aprenden lecciones a través del ritmo masculino del Uno y el ritmo femenino del Dos. El Doce, agrupado alrededor del Uno, forma una unidad que vibra hacia el Trece. En él yace el secreto de la paz, la abundancia y el poder, para toda la Humanidad. En la fórmula del Trece se encuentra la clave oculta de las palabras del Maestro: "Donde dos o tres estén reunidos en mi nombre, allí estaré Yo en medio de ellos".
Gran parte del trabajo de Cristo y Sus discípulos está relacionado con la mística fórmula del Trece. La nueva dispensación se estableció bajo sus poderes. La Estación Decimotercera gobierna la transición de un estado inferior a otro superior. Sus fuerzas son, por tanto, especialmente activas en estos días en que la Era Acuaria está llegando a la manifestación. Como apuntando a este hecho, trece estrellas componen la urna celestial desde la cual la constelación de Acuario, el portador del agua celeste, está derramando las aguas de vida sobre la Tierra.


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Doceava Estación Jesús muere en la Cruz

Doceava Estación Jesús muere en la Cruz

XII ESTACIÓN
JESÚS MUERE EN LA CRUZ


        V/. Adoramus te, Christe, et benedicimus tibi.
        R/. Quia per sanctam crucem tuam redemisti mundum.

        "Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen" (Lc 23, 34). En el culmen de la Pasión, Cristo no olvida al hombre, no olvida en especial a los que son la causa de su sufrimiento. El sabe que el hombre, más que de cualquier otra cosa, tiene necesidad de amor: tiene necesidad de la misericordia que en este momento se derrama en el mundo.

        "Yo te aseguro: hoy estarás conmigo en el paraíso" (Lc 23, 43). Así responde Jesús a la petición del malhechor que estaba a su derecha: "Jesús, acuérdate de mí cuando estés en tu Reino" (Lc 23, 42). La promesa de una nueva vida. Este es el primer fruto de la pasión y de la inminente muerte de Cristo. Una palabra de esperanza para el hombre.
        A los pies de la cruz estaba la madre, y a su lado el discípulo, Juan evangelista. Jesús dice:"Mujer, ahí tienes a tu hijo. Luego dice al discípulo: Ahí tienes a tu madre" (Jn 19, 26-27). "Y desde aquella hora el discípulo la acogió en su casa" (Jn 19, 27). Es el testamento para las personas que más amaba. El testamento para la Iglesia. Jesús al morir quiere que el amor maternal de María abrace a todos por los que Él da la vida, a toda la humanidad.
        Poco después, Jesús exclama: "Tengo sed" (Jn 19, 28). Palabra que deja ver la sed ardiente que quema todo su cuerpo. Es la única palabra que manifiesta directamente su sufrimiento físico. Después Jesús añade: "¡Dios mio, Dios mío! ¿por qué me has abandonado?" (Mt 27, 46; cf. Sal 21 [22], 2); son las palabras del Salmo con el que Jesús ora. La frase, no obstante la apariencia, manifiesta su unión profunda con el Padre. En los últimos instantes de su vida terrena, Jesús dirige su pensamiento al Padre. El diálogo se desarrollará ya sólo entre el Hijo que muere y el Padre que acepta su sacrificio de amor.
        Cuando llega la hora de nona, Jesús grita: "¡Todo está cumplido!" (Jn 19, 30). Ha llevado a cumplimiento la obra de la redención. La misión, para la que vino a la tierra, ha alcanzado su propósito.
        Lo demás pertenece al Padre: "Padre, a tus manos encomiendo mi espíritu" (Lc 23, 46). Dicho esto, expiró. "El velo del Templo se rasgó en dos..." (Mt 27, 51). El "santo de los santos" en el templo de Jerusalén se abre en el momento en que entra el Sacerdote de la Nueva y Eterna Alianza.
ORACION        Señor Jesucristo, Tú que en el momento de la agonía no has permanecido indiferente a la suerte del hombre y con tu último respiro has confiado con amor a la misericordia del Padre a los hombres y mujeres de todos los tiempos con sus debilidades y pecados, llénanos a nosotros y a las generaciones futuras de tu Espíritu de amor, para que nuestra indiferencia no haga vanos en nosotros los frutos de tu muerte. A ti, Jesús crucificado, sabiduría y poder de Dios, honor y gloria por los siglos de los siglos.
        R/. Amén.
Todos: Padre nuestro...
Canto: La Madre Dolorosa estaba llorando junto a la Cruz de su Hijo crucificado.

Vídeo, desde aquí:
https://www.youtube.com/watch?v=86G2ZaITBxU

Duodécima estación: CRISTO JESÚS MUERE EN LA CRUZ

Mediante la Iniciación, el discípulo muere a lo finito, a lo personal, a lo material, para renacer de nuevo al milagro y la gloria de lo infinito, lo impersonal y lo espiritual. Lo mortal es transmutado en inmortal, lo terreno en celestial. Con las palabras "se ha consumado", el glorioso espíritu de Cristo quedó libre para funcionar en mundos de inmortalidad. Tal es también la consecución del discípulo cuando alcanza este lugar del Sendero. La muerte ha sido enfrentada y vencida. Nunca más el terrible espectro podrá alcanzarlo, ya que ha heredado la vida eterna.
El número Doce se puede aplicar a todos los conceptos relacionados con la extensión, la expansión y la elevación. Trasciende lo tridimensional. La conciencia a él relativa se enfoca a una dimensión superior.
El símbolo del Tarot para el número Doce es el Hombre Crucificado, o sea, el que ha renunciado a todo y, por ello, lo ha ganado todo. El fin último del peregrinaje del ego en la esfera terrestre es traer a la manifestación la fuerza de Cristo en él latente. El número Doce entona la nota-clave de esa consecución. 


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Undécima Estación - Jesús es clavado en la cruz


Undécima Estación - Jesús es clavado en la cruz


XI. Estación: Jesús clavado en la cruz 

«Han taladrado mis manos y mis pies y puedo contar todos mis huesos» (Sal 22, 17-18). «Puedo contar...»: ¡qué palabras proféticas! Sabemos que este cuerpo es un rescate. Un gran rescate es todo este cuerpo: las manos, los pies y cada hueso. Todo el Hombre en máxima tensión: esqueleto, músculos, sistema nervioso, cada órgano, cada célula, todo en máxima tensión. «Yo, si fuere levantado de la tierra, atraeré a todos a mí» (Jn 12, 32). Palabras que expresan la plena realidad de la crucifixión. Forma parte de ésta también la terrible tensión que penetra las manos, los pies y todos los huesos: terrible tensión del cuerpo entero que, clavado como un objeto a los maderos de la cruz, va a ser aniquilado hasta el fin, en las convulsiones de la muerte. Y en la misma realidad de la crucifixión entra todo el mundo que Jesús quiere atraer a Sí (cf. Jn 12, 32). El mundo está sometido a la gravitación del cuerpo, que tiende por inercia hacia lo bajo.

Precisamente en esta gravitación estriba la pasión del Crucificado. «Vosotros sois de abajo, yo soy de arriba» (Jn 8, 23). Sus palabras desde la cruz son: «Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen» (Lc 23, 34).
V. Te adoramos, ¡oh Cristo!, y te bendecimos.
R. Que por tu santa cruz redimiste al mundo.



Vídeo, desde aquí:


Undécima estación: CRISTO JESÚS ES CLAVADO A LA CRUZ

La Undécima Estación marca la total y completa renuncia a la vida personal en favor de la vida espiritual, lo mismo que la Décima marca su inicio.
El filósofo esotérico Franz Hartmann escribe: "La mujer representa la hermosura y la voluntad de la raza humana, mientras que la parte masculina de la Humanidad representa la razón y la fuerza; pero ninguno de los dos, ni el masculino ni el femenino, son perfectos. Sólo es perfecto el ser en el que lo masculino y lo femenino están unidos".
La cruz es el símbolo de la prevalente desunión entre los principios masculino y femenino en la Humanidad; y el espíritu interno o Cristo Interno está clavado en esa cruz de limitación hasta que se libera a sí mismo, mediante la Iniciación, por la que se obtiene el equilibrio perfecto.
De igual modo que la cruz (+) representa la falta de equilibrio entre lo masculino y lo femenino, el número Once (11) representa el equilibrio, la meta suprema de la raza humana. Por eso al Once se le denomina el Número del Maestro. Cuando las fuerzas del Once se hacen totalmente activas en el hombre, éste adquiere el poder de cambiar su entorno, de originar nuevas circunstancias, de crear un nuevo cuerpo y una nueva vida, todo ello en armonía con la divina imagen a cuya semejanza fue él mismo modelado en el principio.
La renuncia a todo lo que pertenece al plano físico proporciona la divina compensación de un campo de acción y unos poderes ilimitados en los mundos espirituales superiores. Cuando el alma se desliga de la materialidad, adquiere la correspondiente libertad en su propio y verdadero mundo.
Por eso los antiguos definían los poderes del Once diciendo: "En mi mano, todas las cosas permanecen en perfecto equilibrio. Yo uno todos los opuestos, cada uno con su complementario".


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domingo, 20 de marzo de 2016

Décima Estación: Jesús es despojado de sus vestiduras




Décima Estación: Jesús es despojado de sus vestiduras

X. Estación: Jesús, despojado de sus vestidos


        Cuando Jesús, despojado de sus vestidos, se encuentra ya en el Gólgota (cf. Mc 15, 24, etc.), nuestros pensamientos se dirigen hacia su Madre: vuelven hacia atrás, al origen de este cuerpo que ya ahora, antes de la crucifixión, es todo él una llaga (cf. Is 52 ,14). El misterio de la Encarnación: el Hijo de Dios toma cuerpo en el seno de la Virgen (cf. Mt 1, 23; Lc 1, 26-38). El Hijo de Dios habla al Padre con las palabras del Salmista: «No te complaces tú en el sacrificio y la ofrenda... pero me has preparado un cuerpo» (Sal 40, 8-7; Heb 10, 5). El cuerpo del hombre expresa su alma. El cuerpo de Cristo expresa el amor al Padre: «Entonces dije: '¡Heme aquí que vengo!'... para hacer, ¡oh Dios!, tu voluntad» (Sal 40, 9; Heb 10, 7). «Yo hago siempre lo que es de su agrado» (Jn 8, 29). Este cuerpo desnudo cumple la voluntad del Hijo y la del Padre en cada llaga, en cada estremecimiento de dolor, en cada músculo desgarrado, en cada reguero de sangre que corre, en todo el cansancio de sus brazos, en los cardenales de cuello y espaldas, en el terrible dolor de las sienes. Este cuerpo cumple la voluntad del Padre cuando es despojado de sus vestidos y tratado como objeto de suplicio, cuando encierra en sí el inmenso dolor de la humanidad profanada.
        El cuerpo del hombre es profanado de varias maneras.
        En esta estación debemos pensar en la Madre de Cristo, porque bajo su corazón, en sus ojos, entre sus manos el cuerpo del Hijo de Dios ha recibido una adoración plena.
V. Te adoramos, ¡oh Cristo!, y te bendecimos.
R. Que por tu santa cruz redimiste al mundo.
 http://www.fluvium.org/textos/devocion/dev28.html

Vídeo, desde aquí:
https://www.youtube.com/watch?v=0oF7v7eDHWk


Décima estación: CRISTO JESÚS ES DESPOJADO DE SUS VESTIDURAS

La Décima Estación destaca el principio de la Gran Renunciación, simbolizada por la separación del Maestro de Su inigualable vestidura. Esa hermosa prenda representa la conciencia activa de Dios, esotéricamente comparable a la esencia extraída de todas las buenas obras de nuestras vidas terrenas, y que es perceptible por la vista interna como el "cuerpo del alma" o el "dorado vestido de bodas", un halo luminoso que rodea todo el cuerpo y se extiende ampliamente a su alrededor como una centelleante gloria, tal y como se ha podido comprobar en varios santos ilustres durante sus vidas terrenas. Cristo renunció a esa gloriosa vestidura del alma para que sus poderosas emanaciones impregnasen la cubierta etérica de la Tierra. El hombre continúa aún recibiendo curación física e inspiración espiritual provenientes de aquella fuerza originaria de Cristo, pues Su sacrificio no afectó solamente a su cuerpo, sino también a su alma. Fue un derramamiento de luz y de amor, del cual la Tierra y su Humanidad se beneficiarán hasta el fin de los tiempos.
El número Diez significa la verdadera sustancia del ser. Todos los números conducen a él. Los que le siguen son meras combinaciones de los que le preceden. El Diez está formado por las potencias masculina (1) y femenina (0), y representa al hombre y a la mujer trabajando de acuerdo con las leyes de la generación. La sublime pureza del alma, simbolizada por la vestidura inigualable y la renunciación mediante su entrega a seres menos avanzados, se hallan hermosísimamente representadas como la elevada consecución de la Décima Estación.


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